PRÁCTICAS DEL LENGUAJE SEMANA DEL 14/9
Leer
y escribir: “El gato con botas”
Esta
semana les proponemos leer y escribir en torno al cuento “El gato con botas”.
Se trata de un
cuento popular europeo que Charles Perrault incluyó por primera vez en sus
"Cuentos de Mamá Ganso", publicados en 1697. Aparece allí con el
título de “El gato maestro”.
EL GATO CON BOTAS Había una vez un molinero que, antes de
morir, llamó a sus tres hijos y les dejó todos sus bienes: un molino, un asno
y un gato. El reparto de la herencia se hizo enseguida, sin llamar al notario
ni al procurador, pues probablemente se hubieran llevado todo el pobre
patrimonio. El hijo mayor se quedó con el molino; el segundo, con el asno, y
al más pequeño sólo le correspondió el gato. El hijo menor no podía consolarse de
haber recibido tan poca cosa. –Mis hermanos –decía– podrán ganarse la
vida honradamente juntándose los dos. En cambio yo, en cuanto me haya comido
el gato y me haya hecho un manguito con su piel, me moriré de hambre. El gato, que entendía estas palabras pero
ponía cara de que no, le dijo con aire serio y sosegado: –No se aflija en absoluto, mi amo. No
tiene más que darme un saco y hacerme un par de botas para ir por los
matorrales y ya verá que su herencia no es tan poca cosa como usted cree. Aunque el amo del gato no puso muchas
esperanzas en él, lo había visto valerse de tantas tretas para cazar ratas y
ratones, como cuando se colgaba por sus patas traseras o se escondía en la
harina haciéndose el muerto, que no perdió totalmente la ilusión de que lo
socorriera en su miseria. En cuanto el gato tuvo lo que había solicitado, se calzó
rápidamente las botas, se echó el saco al hombro, tomó los cordones con sus
patas delanteras y se dirigió hacia un coto de caza en donde había muchos
conejos. Puso salvado y hierbas dentro del saco, se tendió en el suelo como
si estuviese muerto, y esperó que algún conejillo, poco conocedor de las
trampas de este mundo, viniera a meterse en el saco para comer lo que en él
había echado. Apenas se recostó, tuvo la primera
satisfacción; un distraído conejito entró en el saco. El gato tiró enseguida
de los cordones para atraparlo y lo mató sin compasión. El gato, muy orgulloso de su presa, se
dirigió hacia el palacio del rey y pidió a los guardias que lo dejaran entrar
para hablar con él. Lo hicieron pasar a los aposentos de Su
Majestad y, después de hacer una gran reverencia al rey, le dijo: –Majestad, aquí tenéis un conejo de campo
que el señor Marqués de Carabás (que es el nombre que se le ocurrió dar a su
amo) me ha encargado ofreceros de su parte. –Dile a tu amo –contestó el rey– que se
lo agradezco, y que me halaga en gran medida. Tiempo más tarde, se escondió en un campo
de trigo con el saco abierto. En cuanto dos perdices entraron en él, tiró de
los cordones y las cazó. Enseguida fue a ofrecérselas al rey, tal como había
hecho con el conejo de campo. Una vez más, el rey se sintió halagado al
recibir las dos perdices. Ordenó a sus criados que dieran al gato una propina
y le sirvieran, además, lo que deseara comer y beber. Durante dos o tres
meses el gato continuó llevando al rey las piezas que cazaba. Siempre le
decía que lo enviaba su amo, el Marqués de Carabás. Un día el gato se enteró que el rey iba a
dar un paseo por la orilla del río con su hija, la princesa más hermosa del
mundo. Sin perder un segundo, le dijo a su amo: –Si sigue mi consejo podrá
hacer fortuna. No tiene más que bañarse en el río, en el lugar que yo le
indique, y luego déjeme hacer a mí. Pero recuerde que ahora es usted el
Marqués de Carabás; ya no es más el hijo de un pobre molinero. El Marqués de Carabás hizo lo que su gato
le aconsejaba, sin saber con qué fines lo hacía. Mientras el joven se bañaba,
pasó por allí el rey. Apenas lo vio, el gato se puso a gritar con todas sus
fuerzas. – ¡SOCORRO! ¡SOCORRO! ¡Se ahoga el
Marqués de Carabás! Al oír los gritos, el rey se asomó por la
ventanilla de su carruaje y, reconociendo al gato que tantas piezas de caza
le había llevado, ordenó a sus guardias que fueran enseguida en auxilio del
Marqués de Carabás. Mientras sacaban del río al pobre
Marqués, el gato se acercó a la carroza y le dijo al rey que unos ladrones se
habían llevado la ropa de su amo a pesar de que él gritó con todas sus
fuerzas pidiendo ayuda. Pero la verdad era que el pícaro gato las había
escondido debajo de una enorme piedra. Al instante, el rey ordenó a los
encargados de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más hermosos
trajes y vistieran con él al señor Marqués de Carabás. El rey quiso que subiera a la carroza y
lo acompañara en su paseo. A partir de ese momento, le ofreció mil muestras
de amistad al hijo del molinero. El hermoso traje que acababan de darle
realzaba su figura, pues el muchacho era guapo y de buena presencia. Incluso
la hija del rey lo encontró muy de su agrado y, en cuanto el Marqués de
Carabás le dirigió dos o tres miradas muy respetuosas y un poco tiernas, ella
se enamoró locamente de él. El gato, encantado al ver que su plan
empezaba a dar resultado, se adelantó y, encontrando a unos campesinos que
segaban un campo, les dijo: – ¡Eh, oigan, buenas gentes, si no decís
al rey que el campo que estáis segando pertenece al señor Marqués de Carabás,
seréis hecho picadillo como carne de pastel! Al pasar por allí, el rey no dejó de
preguntar a los segadores de quién era el campo que estaban segando. –Estos campos pertenecen al señor Marqués
de Carabás –respondieron todos a la vez, pues la amenaza del gato los había
asustado. –Tiene usted una muy hermosa heredad –le
dijo el rey al Marqués de Carabás. –Como usted ve, Señor –respondió el
Marqués– es un prado que no deja de dar en abundancia todos los años. Mientras tanto, elgato, que seguía yendo
adelante, se encontró con un grupo de cosechadores y les dijo: – ¡Eh, oigan, buenas gentes, si no decís
al rey que todo este trigo pertenece al señor Marqués de Carabás, seréis
hecho picadillo como carne de pastel! Un momento después, pasó el rey y quiso
saber a quién pertenecía todo el trigo que veía. –Todo el trigo pertenece al
señor Marqués de Carabás –respondieron todos a la vez, pues la amenaza del
gato los había asustado. Y el rey se sentía cada vez más complacido
con el Marqués. Finalmente, el Gato con Botas llegó a un
grandioso castillo. Su dueño era un temible ogro, el más rico de todo el
reino, ya que todas las tierras por donde el rey había pasado le pertenecían. El gato, que sabía quién era aquel ogro y
qué cosas sabía hacer, llamó a la puerta y pidió hablar con él para
presentarle sus respetos. El ogro lo recibió tan cortésmente como puede
hacerlo un ogro y lo invitó a descansar un rato. –Me han asegurado –comentó el gato
mientras recuperaba el aliento– que tenéis la habilidad de convertiros en
cualquier clase de animal. Que podéis, si os place, transformaros en león o
en elefante. –Es cierto –contestó el ogro
bruscamente–. Y para demostrarlo, me veréis convertido en un león. El gato se asustó mucho de encontrarse de
pronto delante de un león y, con gran esfuerzo y dificultad, pues sus botas
no servían para andar por las tejas, se trepó al alero del tejado. Un rato
después, en cuanto el gato comprobó que el ogro había tomado otra vez su
aspecto habitual, bajó del tejado y le confesó que había pasado mucho miedo. –También me han asegurado –dijo el gato–
que sois capaz de convertiros en un animal pequeño, como una rata o un ratón,
aunque debo confesaros que esto sí me parece del todo imposible. – ¿Imposible? –replicó el ogro–. ¡Ya lo veréis! Y mientras decía esto se transformó en un
ratón que se puso a correr por el suelo. El gato, en cuanto lo vio, se arrojó
sobre él y se lo comió. Mientras tanto, el rey, al pasar ante el
hermoso castillo, quiso entrar en él. El gato, que había oído el repiqueteo
de la carroza al atravesar el puente levadizo, corrió a su encuentro y saludó
al rey con una gran reverencia. –Sea bienvenido Vuestra Majestad al
castillo del señor Marqués de Carabas. – ¡Pero bueno, señor Marqués! –exclamó el
rey–. ¿Este castillo también es vuestro? ¡Qué belleza de patio! Y los
edificios que lo rodean son también magníficos. ¿Pasamos al interior? El
Marqués de Carabás tomó de la mano a la princesa y, siguiendo al rey, entraron
en un majestuoso salón, donde los esperaban unos exquisitos manjares que el
ogro tenía preparados para obsequiar a unos amigos suyos que habían de
visitarlo ese mismo día. Pero los amigos del ogro no creyeron conveniente
acercarse al castillo cuando se enteraron que el rey estaba allí. El rey, encantado de las buenas
cualidades del señor Marqués de Carabás, lo mismo que su hija, que estaba
loca por él, y contemplando los grandes bienes que poseía, le dijo, después
de beber cinco o seis copas. –Solo depende de usted, señor Marqués,
que sea mi yerno. El Marqués, haciendo grandes reverencias,
aceptó el honor que le hacía el rey y, ese mismo día, se casó con la
princesa. El gato se convirtió en un gran señor y
ya no corrió detrás de los ratones más que por diversión. FIN Perrault,
Charles. El gato con botas/Charles Perrault; adaptado por María Elena Cuter;
ilustrado por Juan Bobillo.1a ed. Buenos Aires: Eudeba. La Plata: Dirección
General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. Programa Textos
Escolares para Todos, 2012 |
Actividad
Ahora te proponemos pensar sobre algunas preguntas que
nos ayudan a descubrir cómo funcionan los engaños en este cuento. Si lo leíste
con alguien más, será una buena oportunidad para intercambiar opiniones.
La idea es que hagas algo parecido a lo que hacés en la
escuela. Allí, luego de que te leen un cuento, charlan entre todos sobre la
historia, los personajes y sobre algún pasaje que hay que interpretar.
1. Seguro ya conocías este cuento…pero, tal vez, no esta
versión. ¿Qué te pareció esta historia?
2. Según lo que has leído, ¿cómo dirías que es este gato?
Para responder, podés releer alguna parte, marcarla o copiarla. Se trata de
buscar pistas en el cuento para decir cómo es el gato.
Te ayudamos un poco...
Relee esta parte del cuento:
El hijo menor no
podía consolarse de haber recibido tan poca cosa.
–Mis hermanos –decía– podrán ganarse la vida honradamente
juntándose los dos. En cambio yo, en cuanto me haya comido el gato y me haya
hecho un manguito con su piel, me moriré de hambre.
El gato, que entendía estas palabras pero ponía cara de
que no, le dijo con aire serio y sosegado:
–No se aflija en absoluto, mi amo. No tiene más que darme
un saco y hacerme un par de botas para ir por los matorrales y ya verá que su
herencia no es tan poca cosa como usted cree.
Aunque el amo del gato no puso muchas esperanzas en él,
lo había visto valerse de tantas tretas para cazar ratas y ratones, como cuando
se colgaba por sus patas traseras o se escondía en la harina haciéndose el
muerto, que no perdió totalmente la ilusión de que lo socorriera en su miseria.
Algunos chicos, al
releer esta parte, dijeron: “Es un gato pícaro, porque se hacía el que no
entendía las palabras de su amo pero si las entendía”. ¿Qué otra cosa te parece
a vos a partir de ese fragmento?
3. ¿Por qué crees que el gato le dice al amo las
siguientes palabras?
“No tiene más que darme un saco y hacerme un par de botas
para ir por los matorrales y ya verá que su herencia no es tan poca cosa como
usted cree”.
4. Hay un momento del cuento en que nos damos cuenta de
que el gato tiene un “plan” ¿Cuál es ese plan?
Te ayudamos…Relee esta parte:
Un día el gato se enteró que el rey iba a dar un paseo
por la orilla del río con su hija, la princesa más hermosa del mundo. Sin
perder un segundo, le dijo a su amo:
–Si sigue mi consejo podrá hacer fortuna. No tiene más
que bañarse en el río, en el lugar que yo le indique, y luego déjeme hacer a
mí. Pero recuerde que ahora es usted el Marqués de Carabás; ya no es más el
hijo de un pobre molinero.
5. Buscá otras partes del cuento en las que te puedas dar
cuenta del plan que tiene el gato ¿Qué hace para cumplirlo? ¿Por qué creés que
lo hace?
6. En este cuento hay engaños, ¿cuál o cuáles te parece
que son?
Te damos una ayuda para empezar a pensar…
El primer engaño que aparece es:
El gato engaña al rey ofreciéndole un conejo y dos
perdices en nombre del “Marqués de Carabás.”
Anotá los otros engaños que encuentres.
7. Releé estas
partes del diálogo entre el “ogro” y “el gato con botas”:
–Me han asegurado
–comentó el gato mientras recuperaba el aliento– que tenéis la habilidad de
convertiros en cualquier clase de animal. Que podéis, si os place,
transformaros en león o en elefante.
–Escierto–contestó el ogrobruscamente–. Yparademostrarlo,
me veréisconvertido en un león
También me han asegurado –dijo el gato– que sois capaz de
convertiros en un animal pequeño, como una rata o un ratón, aunque debo
confesaros que esto sí me parece del todo imposible.
– ¿Imposible? –replicó el ogro–. ¡Ya lo veréis!
¿Cuáles te parecen que son las intenciones del gato en
estos diálogos con el “ogro”? ¿Por qué lo hará?
8. Ahora que leíste toda la historia y descubriste los
engaños del gato, ¿crees que los personajes se dan cuenta de que han sido
engañados?
Para pensar sobre esto, leé las frases escritas debajo.
Decidí, en cada caso, si los personajes se enteran del engaño y completá por
qué te parece.
El amo SI/ NO se entera de que el gato engañó al rey
porque
El rey SI/NO se entera de que fue engañado por el gato
porque
El ogro SI/NO se entera de que fue engañado por el gato
porque
Y vos, como lector, SI/NO te enteraste de que el gato
planea engaños porque
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